OPINIÓN
Entre 1998-2000, Ecuador vivió una profunda crisis económica
cuando el sistema bancario colapsó, por razones tanto externas como internas.
Entre las primeras, influyó el incremento de las tasas de interés de corto
plazo de los acreedores estadounidenses.
Otros factores externos fueron el fenómeno El Niño de 1998
que ocasionó pérdidas de 2,8 mil millones de dólares y un impacto del 13% en el
PIB de ese año; los rezagos de la guerra del Cenepa, en 1995, así como la
crisis asiática de 1997 que determinó la caída de los ‘siete dragones’, cuyo
coletazo afectó a Ecuador en 1999.
Debido a la Crisis económica que atravesó el país en el 98,
el proceso emigratorio tomo un cambio radical, ya que las familias tuvieron que
buscar estrategias para la supervivencia. También se caracterizó por la quiebra
de empresas conllevando a la pérdida de empleos, reducción de los salarios,
caída de inversiones sociales (salud, educación, vivienda) y el encarecimiento
de los servicios públicos llevando a
cabo una severa inestabilidad política y la creciente inseguridad de parte dela
ciudadanía.
Todo esto ocasiono la pérdida de confianza en el país, y por
consecuencia, el descenso de la inversión tanto nacional como extranjera. Se
estima que desde 2000 a 2004, más de un millón de ecuatorianos han
salido del nuestro país, aunque hay cálculos que superan etas cifras mencionadas
dando a conocer que esto abordan más de los 3 millones de ecuatorianos emigrantes.
En 2000, la caída de Mahuad, en medio de la más dura crisis
económica que vivió el país en décadas, destacó la participación del movimiento
indígena, que empezó a asumir protagonismo desde la primera ‘toma’ de Quito, en
1990. Ya para el año 2000, el movimiento indígena se había empoderado y
mantenía una agenda de reivindicaciones de soberanía indígena, autonomía
jurídica y plurinacionalidad..
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